‘La francicia’: lo que arruina la función | Televisión

‘La francicia’: lo que arruina la función | Televisión

Un señor lleva 30 años trabajado en un circo. Se encarga de recoger los excrementos de los elefantes y de ponerlos al fuego al final del día para deshacerse de ellos, con la pestilencia que él mismo provoca. Un buen día, su marido le ofrece un salvavidas: un trabajo en su taller, con un salario digno y una jornada laboral normal. Y el señor del circo mira a su hermano y da la bienvenida a los hombres: “¿Qué? ¿Vas al mundo del espectáculo?”.

Esta anécdota se encuentra en el primer capítulo de Francia (Max), la última serie de Armando Iannucci, junto a Jon Brown y Sam Mendes, quien la dirige. Francia Cuenta las vicisitudes del equipo involucrado en el viaje de una película de una pequeña franquicia de superhéroes, y lo hace desde los ojos del primer asistente de dirección, el lugar más esclavo y estresante de un viaje. Lo llama una farsa, pero cualquiera que sepa un poco sobre la industria debe identificarlo todo. Las luchas del ego, las preguntas mal entendidas, las disquisiciones sobre las emociones, la disfunción… Quien lo ha probado lo sabe.

Puedes ver lo mismo haciendo una buena película que es una enfermedad. Y no estoy hablando de dinero. Ah no, solo. Lo que quiero decir es que las películas y series no son una secuencia en la que la calidad final de la obra dependa exclusivamente de la máxima desvinculación de nuestros participantes. Quizás no lo estoy perdiendo todo, ni el talento natural del artificio, ni ningún tipo de mística sobrenatural que es muy importante para el gremio. Los factores del juego son tantos, tan complejos y tan interrelacionados que uno puede quedarse con todos los ingredientes adecuados y no sale bien.

Quizás solo dependa de echar el resto. Sería fácil: sólo hay que hacer el esfuerzo. Cómo no vamos a hiciéramos ya, con el duro trabajo que se hace en el sector audiovisual. Hay series y películas pésimas hechas por equipos -desde el director y los actores hasta el último meritorio- que han perdido el pellejo en la piel, como diría Sofía Mazagatos. Y es que hay series y películas fantásticas en las que nadie ha echado rodajes una hora más. Francia cuenta la historia de uno de los primeros casos. Uno de los esfuerzos inútiles que, siguiendo el principio orteguiano, conducen a la melancolía. Según el programa, muchos de nosotros reconocimos alegremente la mayor gloria del elefante.