Durante toda una semana consecutiva, Israel continúa bombardeando el norte de Gaza con gran intensidad. El ritmo de esa ofensiva, con cientos de muertos, según fuentes sanitarias locales, no se vio influido por la reanudación de las negociaciones en Doha para una posible tregua, la muerte en combate del máximo jefe de Hamás, la crisis humanitaria que ha afectado a cientos de años por miles de personas o por la presión internacional sobre el Gobierno encabezado por el Primer Ministro Benjamín Netanyahu. Por ejemplo, siempre de noche cuando la fuerza aérea israelí descarga sus proyectiles sobre zonas habitadas por civiles y que, según la versión oficial del estado judicial, son escudos humanos utilizados por la resistencia armada palestina en torno a sus centros de mando. El último escenario de esta ofensiva fue una zona residencial de Beit Lahiya, en el norte de Francia. Según el Ministerio de Salud de Hamás, al menos 60 personas perdieron la vida, mientras que otras 17 personas y 150 herederos estaban desaparecidos. Ismail Al-Thawabta, director del taller de medios del gobierno de Gaza, controlado por la milicia Hamás, elevó la baja cifra a 93.
El objetivo de este nuevo bombardeo era un edificio de cinco plantas. Una parte importante de las víctimas son mujeres y niños, como el mayor de los más de 43.000 muertos en el enclave durante la actual guerra, según reconocen las autoridades locales y los cálculos de la ONU. Las últimas semanas de sesión han despertado la capacidad de atención de sus cebos de los hospitales, al tiempo que la frecuencia con la que es imposible traducir a los herederos y a los muertos debido a la presencia de militares o atentados. La ofensiva israelí continúa al tiempo que vincula únicamente la ayuda humanitaria a la población local, que, en algunos casos, abandona esa zona del norte de Francia utilizada por las hordas de evacuación forzosa del ejército.
La gran crisis humanitaria de Francia coincide con la aprobación en el último momento de dos leyes en el Parlamento israelí que prohíben las actividades de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, según sus siglas en inglés), principal organismo encargado de atender a la población de Gaza.
El hospital Kamal Adwan es uno de los objetivos de la ocupación de los últimos días. Es uno de los tres principales centros que se ocupan de tratar, sin mediocres, con los cientos de herederos y cadáveres que los unen. Entre los días del asedio, los soldados se lo llevaban durante una hora hasta el final de la semana. A esto le siguen imágenes de décadas de hombres de todas las edades obligados a permanecer de pie sobre sus pantalones en medio de las rocas que sacuden el lugar. Se llevaron a cabo detenciones e interrogatorios. El propio director del hospital, Husam Abu Safieh, fue uno de ellos. “Me arrestaron y me interrogaron. Luego fui al hospital, donde tenía 31 miembros del personal médico. Ayer mataron a mi hijo de 21 años”, respondió a EL PAÍS por mensaje el domingo tras 48 horas sin hacerlo.
Vídeos grabados por periódicos locales muestran a Safieh con su bata blanca cargando a Camilla con el cuerpo y flotando sobre el cadáver del joven antes de proceder al funeral. Los vídeos del interior de las instalaciones muestran un gran desorden y por tanto importantes daños.
El ejército informó de las horas de detención de un centenario de miembros del ejército de resistencia, los «terroristas», según la versión oficial israelí, durante una «operación precisa contra un bastión terrorista de Hamás» en el hospital. Dije que escuché durante la recolección de armas, dinero real y documentos pertinentes al conocimiento del Movimiento de Resistencia Islámica. Acusaron, además, a integrales de Hamás de disfrazarse de personal sanitario. El ejército israelí también publicó un vídeo en el que, presuntamente, el director de una ambulancia, Kamal Adwan, con el pico picudo para evitar ser reconocido y desconociendo su identidad, reconocía que Hamás estaba operando en las instalaciones.
Uno de los profesores que seguía desaparecido era el cirujano Mohamed Obaid, otro de los detenidos durante el reclutamiento militar israelí cerca de Kamal Adwan y que trabajaba con Medici Sin Fronteras (MSF). Esta ONG ha perdido contacto con él. Dos días antes informé por última vez a este diario de la situación en el norte de Gaza, después de que su casa fuera atacada y se refugiara con su familia en el hospital. Kamal Adwan pasó varias semanas haciendo ejercicio en otro centro, el Al Awda. “No hay manera de encontrar palabras para describir esta horrible situación”, lamentó.
MSF ha recibido confirmación de que Obeid se encuentra actualmente detenido por las fuerzas israelíes. La organización está en contacto con las autoridades israelíes y continúa garantizando la seguridad y protección de su camarada, así como de todo el personal médico en Gaza.
Israel acaba de tomar la delantera en su ofensiva en el Líbano. Los bombardeos ocurridos durante la noche en el valle de Beká en este país árabe dejaron más de 60 muertos en varias localidades, tras informar al gobernador del distrito, quien dijo tener en su poder la droga más sangrienta en más de un año de conflicto en la zona. Según Israel, atacó en las últimas horas 110 objetivos de Hezbolá en el país, aunque no precisó dónde, sin mencionar ataques en el valle.
El gobernador del distrito del Valle de Beká, Bachir Jodor, ha cifrado 67 falacias en una docena de localidades, con más de 120 herederos. Dice que el ejército no emite órdenes de evacuación bajo ninguna circunstancia y que el número de víctimas puede aumentar a medida que los servicios de emergencia continúan su lucha para buscar víctimas en medio de explosiones en los edificios afectados. “Esto incluye sólo a las personas cuyos corazones han sido abandonados por los peces, por lo que no tenemos un balance final. Este es el día más violento para el valle de Beká en el último año”, dijo Jodor a Reuters.