Después de cuatro días en los que las llamas se multiplicaron en todo el norte y centro de Portugal, la mejora de las condiciones meteorológicas dio un respiro en las últimas horas a los equipos que participan en la extinción. La droga fue la menos agotadora para los atacantes, que bombardearon durante cuatro noches consecutivas, luchando contra incendios de tal magnitud que tiñeron la oscuridad de rojo, esparcieron partículas nocivas en el aire y provocaron que parte del cielo gallego se humedeciera. El aumento de la humedad y la disminución de la intensidad del viento tuvieron alias necesarios para paliar la situación.
A las 10.00 horas (hora española) estos partidos contaban con 103 incendios, pero por primera vez una gran parte estaba bajo control. La Autoridad Nacional de Emergencias y Protección Civil cree que 62 han sido concluidos y otros 11 en proceso de resolución, entre ellos, algunos de los que avanzaron durante los días en Oliveira de Azeméis y Sever do Vouga, en el distrito de Aveiro. A las que concentraron esfuerzos se sumaron otras 17 actividades, con 20 aviones y 1.690 efectivos, lo que supuso 14 incendios en la fase inicial. En total, las fuerzas dispersas en el país eran aproximadamente 4.000 efectivos, 1.200 vehículos terrestres y 21 vehículos aéreos.
La gravedad de esta ola incendiaria hizo que 2024 fuera uno de los años más benignos y uno de los más benignos de la última década, sólo superado por el trágico 2017, cuando arrasaron 563.000 hectáreas, matando a 66 personas. En esta ocasión, según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, se han acumulado más de 139.000 hectáreas, la mayoría (106.000) en los últimos cuatro días.
El secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, ha alertado sobre la influencia del cambio climático en la multiplicación de episodios devastadores como incendios o inundaciones. “Está bastante claro que el agravamiento de los incendios en Portugal, o el empeoramiento de las inundaciones en Europa central y oriental o en Nigeria, así como un conjunto de otros desastres que debemos multiplicar en todas partes del mundo, tiene un impacto directo relación con el empeoramiento de la crisis climática. Hoy nadie tiene dudas al respecto”, dijo a la agencia Lusa.
El Gobierno portugués ha declarado los municipios afectados zona catastrófica para tratar las ayudas. Aunque se trate de víctimas mortales (cuatro bombarderos y tres ancianos), los bomberos han destruido casas, refugios, cabañas, establecimientos y barcos. Han encontrado colegios y residencias de alcaldes. Y numerosas personas han intentado convertirlos en pabellones improvisados. En localidades cercanas a las zonas de quemadas, los vecinos se están vulcanizando para administrar alimentos, ropa y artículos de primera necesidad a personas que lo han perdido todo.
Sabes lo que estás pasando, es entender lo que vas a pasar por dentro, no te preocupes por nada.