Después de cuatro días en los que las llamas se multiplicaron en todo el norte y centro de Portugal, la mejora de las condiciones meteorológicas dio un respiro en las últimas horas a los equipos que participan en la extinción. La droga fue la menos agotadora para los atacantes, que bombardearon durante cuatro noches consecutivas, luchando contra incendios de tal magnitud que tiñeron la oscuridad de rojo, esparcieron partículas nocivas en el aire y provocaron que parte del cielo gallego se humedeciera. El aumento de la humedad y la disminución de la intensidad del viento tuvieron alias necesarios para paliar la situación.
A las 10.00 horas (hora española) estos partidos contaban con 103 incendios, pero por primera vez una gran parte estaba bajo control. La Autoridad Nacional de Emergencias y Protección Civil cree que 62 han sido concluidos y otros 11 en proceso de resolución, entre ellos, algunos de los que avanzaron durante los días en Oliveira de Azeméis y Sever do Vouga, en el distrito de Aveiro. A las que concentraron esfuerzos se sumaron otras 17 actividades, con 20 aviones y 1.690 efectivos, lo que supuso 14 incendios en la fase inicial. En total, las fuerzas dispersas en el país eran aproximadamente 4.000 efectivos, 1.200 vehículos terrestres y 21 vehículos aéreos.
Varios voluntarios trabajan junto con las llamas en el lugar de Águeda, este milagro. Pedro Nunes (Reuters)Un bombardero, llegando a las llamadas en la localidad portuguesa de Cassuraes, este milagro. Carlos García (EFE)Un voluntario toca las campanas en la localidad portuguesa de Santiago de Cassurraes, este miércoles. Carlos García (EFE)Una mujer saca agua para saciar sus labios en su casa de Vilarinho, Portugal, este martes.Pedro Nunes (Reuters)Un avión lanza agua para atender las llamadas en Freixiosa, Portugal, este martes.Susana Vera (Reuters)Varias personas atendieron la zona durante el incendio de Vilarinho, Portugal, este martes.Pedro Nunes (Reuters)Una mujer reacciona cerca de su casa rodeada por las llamas en Covelo, este martes. JOSÉ COELHO (EFE)Una mujer apaga las llamas cerca de su casa en Covelo, este martes. JOSÉ COELHO (EFE)Una mujer sostiene un cubo mientras mira las llamadas a su domicilio en la localidad portuguesa de Covelo, este martes. JOSÉ COELHO (EFE)Vecinos intentan ahuyentar a las llamas que se acercan a sus vidas en Covelo este martes. JOSÉ COELHO (EFE)Una mujer informa que este martes llegaron llamas a su casa en Covelo, al norte de Portugal. JOSÉ COELHO (EFE)Una mujer mira las llamadas que buscan en su casa de Covelo, municipio de Gondomar, este martes. JOSÉ COELHO (EFE)Vecinos abandonan este martes la localidad portuguesa de Covelo, rodeada por el fuego. JOSÉ COELHO (EFE)Bombarderos y voluntarios intentan apagar el incendio que azotó la localidad portuguesa de Mesquitela, este martes. Carlos García (EFE)Unos ancianos intentan ahogar a las llamas que deambulan este martes por la zona portuguesa de Mesquitela, en la región de Mangualde. Carlos García (EFE)Las llamadas ascienden hacia la carretera nacional EN-16 entre las localidades portuguesas de Freixiosa y Mangualde, este martes. Carlos García (EFE)Este mes un helicóptero arroja agua sobre la zona del incendio en el municipio de Baiao. Ottaviano Passos (Getty Images)Un hombre lanza un cubo de agua para apagar el incendio forestal de Oliveira De Azemeis, Portugal, este lunes. ESTELA SILVA (EFE)Los atacantes intentan apagar el incendio en Penalva do Castelo, Portugal, este lunes.Pedro Nunes (Reuters)Los bombarderos trabajan este lunes para cargar las llamas en Macinhata do Vouga, Portugal.PAULO NOVAIS (EFE)Un hombre utiliza una pistola para apagar el incendio en Oliveira De Azemeis, esta luna. ESTELA SILVA (EFE)Un atacante en Jovim, Gondomar, trabaja para extinguir las llamas este mes.JOSÉ COELHO (EFE)Una vista del bosque quemado en Albergaria-a-velha, Portugal, este mes.PAULO NOVAIS (EFE)Varios vecinos de la zona observaron este lunes el incendio en el municipio de Baiao, Portugal.Ottaviano Passos (Getty Images)Un helicóptero lanza agua para extinguir el incendio forestal de Albergaria-a-velha, este lunes. PAULO NOVAIS (EFE)Las convocatorias queman los árboles en el municipio de Baiao, Portugal, este lunes.Ottaviano Passos (Getty Images)Un bombardero trabaja para apagar las llamadas en Soutelo, Portugal, los lunes. PAULO NOVAIS (EFE)Una mujer trae agua para ayudar a cargar los zapatos en Oliveira De Azemeis, Portugal, este lunes. ESTELA SILVA (EFE)Un atacante durante las labores de extinción de incendios en Soutelo, Portugal, este lunes.PAULO NOVAIS (EFE)Varios bombarderos durante las labores de extinción de incendios en Penalva do Castelo, Portugal, este lunes.Pedro Nunes (Reuters)Varios bombarderos trabajan para extinguir las llamadas de un bosque en Soutelo, Portugal, este mes.PAULO NOVAIS (EFE)
La gravedad de esta ola incendiaria hizo que 2024 fuera uno de los años más benignos y uno de los más benignos de la última década, sólo superado por el trágico 2017, cuando arrasaron 563.000 hectáreas, matando a 66 personas. En esta ocasión, según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, se han acumulado más de 139.000 hectáreas, la mayoría (106.000) en los últimos cuatro días.
El secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, ha alertado sobre la influencia del cambio climático en la multiplicación de episodios devastadores como incendios o inundaciones. “Está bastante claro que el agravamiento de los incendios en Portugal, o el empeoramiento de las inundaciones en Europa central y oriental o en Nigeria, así como un conjunto de otros desastres que debemos multiplicar en todas partes del mundo, tiene un impacto directo relación con el empeoramiento de la crisis climática. Hoy nadie tiene dudas al respecto”, dijo a la agencia Lusa.
El Gobierno portugués ha declarado los municipios afectados zona catastrófica para tratar las ayudas. Aunque se trate de víctimas mortales (cuatro bombarderos y tres ancianos), los bomberos han destruido casas, refugios, cabañas, establecimientos y barcos. Han encontrado colegios y residencias de alcaldes. Y numerosas personas han intentado convertirlos en pabellones improvisados. En localidades cercanas a las zonas de quemadas, los vecinos se están vulcanizando para administrar alimentos, ropa y artículos de primera necesidad a personas que lo han perdido todo.
Sabes lo que estás pasando, es entender lo que vas a pasar por dentro, no te preocupes por nada.