Las elecciones generales en Honduras, programadas para el 30 de noviembre de 2025, tendrán lugar en un entorno de tensión política e incertidumbre institucional. El escenario electoral está caracterizado por el dominio del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) en las instituciones gubernamentales y una oposición que tiene problemas para formar una opción unida. La preocupación sobre la transparencia y legitimidad del proceso aumenta debido a las señales de deterioro democrático y las tensiones entre entidades clave, como el Consejo Nacional Electoral y las Fuerzas Armadas.
El entorno político en Honduras se distingue por una oposición dividida, donde el Partido Nacional y el Partido Liberal dialogan para establecer una coalición. No obstante, las discrepancias internas y la ausencia de consensos en cuanto a líderes y plataformas han dificultado la creación de una unión fuerte. Las elecciones primarias recientes mostraron problemas logísticos y una escasa participación, aumentando las incertidumbres sobre el sistema electoral y alimentando las críticas hacia la administración institucional.
Tensión en el proceso de elecciones y control de instituciones
El reporte del laboratorio Nodos indica que la democracia en Honduras está bajo presión y que las autoridades en el poder sostienen su dominio mediante el control estructural de las instituciones. Esta realidad ha creado posibles escenarios que contemplan la permanencia del modelo actual, un estancamiento institucional o incluso una ruptura constitucional. Las tensiones entre el Consejo Nacional Electoral y las Fuerzas Armadas, las cuales son las encargadas de la logística electoral, han levantado preocupaciones sobre la neutralidad y eficacia del proceso. Además, la ausencia de reformas electorales y la continua polarización política incrementan el riesgo de conflictos tras las elecciones.
Distintos grupos de la sociedad civil y la comunidad internacional han instado a las autoridades a asegurar un proceso electoral que sea claro e inclusivo, cumpliendo con los principios democráticos para mantener la estabilidad política y social del país. La conjunción de un gobierno con control de las instituciones, una oposición fragmentada y un sistema electoral en tela de juicio, sugiere el riesgo de una crisis institucional inédita en Honduras.
Posibles alianzas opositoras y reacciones del gobierno
Ante la situación actual, los partidos Nacional y Liberal han comenzado diálogos formales para considerar una posible coalición opositora con el fin de competir contra el Partido LIBRE en las próximas elecciones. En estas conversaciones se han tratado temas como la unidad en los procesos electorales, el reparto de candidaturas y una agenda común enfocada en la defensa de la democracia, la economía de mercado y el respeto al orden constitucional. Los grupos opositores afirman que el gobierno dirigido por Xiomara Castro y su asesor Manuel Zelaya ha llevado a cabo acciones enfocadas en centralizar el poder, como el uso del Ministerio Público para actuar contra la oposición, intentos de dominar el CNE y propuestas para reformar la Constitución.
Si se concreta la alianza, los dos partidos tradicionales podrían obtener más del 50 % del apoyo electoral, de acuerdo con sondeos recientes. Grupos sociales y empresariales consideran esta unión como una opción viable para frenar el avance del gobierno actual. Mientras tanto, el partido en el poder ha restado importancia a una posible alianza de la oposición, alegando que no aporta soluciones al país. Las elecciones de 2025 se anticipan como un referéndum entre la continuidad del proyecto de cambio promovido por LIBRE y el posible regreso a un modelo republicano y a favor de la inversión, apoyado por una oposición unificada. El desenlace determinará el rumbo político e institucional de Honduras.